HISTORIA DE AMOR EN TRES TIEMPOS


EL ANTES

A quienes dedicaron parte de sus vidas, para que la mía tomara forma, color, sonido y vuelo, enseñándome a querer ser simiente, para enamorarme de las semillas.

ÌY qué hermosa, Señor,
esta tarea
de compartir la vida
con los otros
y empezar, cada día nuevos sueños!
Y por eso,
quiero inventar, de nuevo,
la sorpresa;
quiero entender, para siempre,
los enigmas;
y concretar, al punto,
las hipótesis,
para construir la libertad,
desde la vida...
Quiero mirar, de frente,
los errores;
y quiero amarlos, aún,
desde la culpa,
arrepentidos o no,
para que crean
y no pierdan la fe;
quiero escuchar, sin prisas,
sus razones;
quiero aceptar, sin más,
las diferencias,
para buscar, así, desde el encuentro,
la hermosa coincidencia.

Y quiero que me busquen,
y me acepten,
me pidan,
me reclamen,
sin darme el tonto tiempo de la tregua,
y que sepan que yo también soy débil,
me equivoco,
les fallo,
los provoco,
y que me puedo caer de la soberbia
y necesitar de la fuerza
de otra mano,
que nos levante, juntos...
Quiero llegar a ellos,
sin malicia,
sin velos,
sin tapujos
y sin máscaras
tal como soy,
tal cual me ves, Señor,
con mis miserias...
Porque yo quiero amarlos, Señor,
sin pretensiones,
multiplicar los talentos,
a tu modo;
preparar ya, la tierra
y las semillas;
y enamorarlos, para siempre,
de la vida, de la verdad,
de la esperanza,
la libertad
y la justicia...

Así sea, Señor...
estás conmigo...

EL DURANTE
A todos los que fueron mis alumnos, semillas que me permitieron ser simiente)

Es inútil, Señor, quedar a solas
ellos me invaden
y me buscan el gesto, la palabra
el nombre y las razones de las cosas,
y me apuran,
y me piden respuestas,
me reclaman,
me sacan de mi espacio,
de mi tiempo,
y me alejan, Señor,
aún de mis misma,
en un vértigo hermoso y embriagante,
en avance insolente
y retroceso,
y me dejan así, sola y dispersa,
abonada de amor,
de luz, de diferencias,
en sutil abandono,
sin vacíos,
invadida de vidas que aletean
en mi pecho,
en mis sienes,
en mi sangre...
Y así quedo, Señor,
rica en ausencias,
madrugando ilusiones
y esperando, a la vuelta del tiempo,
repetir la ternura,
sin olvido,
y abrazar, otra vez,
la vida ajena...

Así sea, Señor...
Estás conmigo...



EL DESPUÉS
A quienes han sido o son simiente, dedicando su vida a la docencia y son o fueron mis compañeros de ruta.

Está bien, mi Señor...
te ofrezco mi fatiga,
mi diario sobresalto,
mis urgencias,
mi decepción,
mi irrenunciable pretensión
de saberlo, ya, todo,
y mi costumbre
de abusar del poder y del perdón,
como si fueran míos...

Está bien, mi Señor...
Basta de apuros,
de noches sin dormir,
de desconsuelos.
Hoy estoy para vos, en cuerpo y alma,
porque estás para mí,
para mí sola.
Y detengo mi tiempo,
mi cansancio,
mi costumbre de andar,
y me vacío,
me desnudo de horarios,
de inquietudes,
de reclamos,
de voces,
de ataduras...

Así sea, Señor...
Estás conmigo...

SUSANA ITURRALDE

1 comentario:

Lila Lahitte dijo...

Que hermoso poema! Me gustaría felicitar al autor...

Lila