Sonetos premiados

 
 
 
PLUS ULTRA
 
Primer premio
 
Los cielos son iguales, pareciera.
Debieran ser iguales…cielo es cielo.
Pero en mi pueblo es más lejano el vuelo
del ave que al espacio se libera.
 
Mi propio verso, ingrávida quimera,
aquí vuela más alto, es otro anhelo.
Es la nube distante con que suelo
mi pluma remontar, aventurera.
 
Si vieran este azul…se me figura
que al levantarlos ojos me rodea
el cenit culminante de la altura.
 
Un celestial influjo aquí campea
y al ampliarse infinito, me asegura:
No hay cielo como el cielo de tu aldea.
 
Julio Jesús Villaverde . Tandil
 
 
 
 
 
DICIEMBRE EN LOS TEJADOS
 
Segundo Premio
 
En un Madrid de sueños acotados
quedaron la Meninas de mi infancia,
y la Puerta del Sol y su fragancia,
y el Oso y el Madroño desvelados.
 
Desando los rincones embrujados
del Palacio Real y su prestancia.
La calle de Alcalá se hace distancia,
mientras tiembla diciembre en los tejados.
 
Saludé a la Cibeles con respeto
y sin mediar promesas y razones
me fui con la nostalgia de la mano.
 
Los grillos conversaban en secreto
de un perfume de tangos y malvones,
de una ciudad preñada de verano.
 
María de la Fe Álvarez . Lanús
 
 
 
 
 
 
ALCALAÍNO
 
Tercer Premio
 
Yo soy de aquí, de donde pasa un río
despacio con el agua colmenera
y tengo, por pisar tierra alfarera,
muy dentro e polvo de este suelo mío.
 
De aquí nadie se lleva de vacío
el corazón de vuelta caminera,
tanto de hace la gloria llevadera,
grácil la paz y leve el amorío.
 
Y no se acabará lo que se daba,
porque en saber se cuenta y no se acaba
de un lugar con sus muros seculares.
 
De este sitio soy yo, precisamente:
-solar preclaro y vieja la corriente-
Alcalá, es la ciudad y, el río, henares.
 
Luis Blas Fernández .  Madrid,
 
 
 
 
 
 
RIO GUALEGUAYCHÚ
 
Cuarto Premio
 
Gigante sierpe azul, húmeda y bella,
que arrastra arabesca y dominante
mostrando sus escamas, palpitante,
el brillo que robara a alguna estrella.
 
El cielo pareciera estar en ella
cual si fuera un eterno navegante,
que en su lomo, potente y ondulante,
timonea la estela de su huella.
 
En su arrastre continuo, ríe y cante
y a veces, temeroso, se levanta
encrespado con ímpetu bravío.
 
Gigante sierpe que una tarde alada,
el poder hechizado de algún hada,
mágicamente transformara en río.
 
Guillermo Santos Ledri . Gualeguaychú
 
 
 
 
 
 
 
COORDENADAS
Quinto Premio                                                                                                              
 
Laberinto de calles numeradas.
Hay un espejo enorme y asesino
que atraviesa tu centro femenino
reproduciendo imágenes veladas.
 
En tu ajedrez de calles igualadas
soy alfil que ha extraviado su camino;
el único ejercicio que domino
es volver siempre sobre mis pisadas.
 
Quiero salir y el rumbo no adivino:
¿hay alguien que ha previsto las jugadas
o acaso en mi delirio lo imagino?
 
Ciudad de diagonales enfiladas...
¿Del lugar donde guardas mi destino
qué dos números dan las coordenadas?        
 
Carlos Andrés Gurini . La Plata
 
 
 
 
 
 
 
 
LA PLAZA DE MI PUEBLO            
 
Mención Especial
 
 
Mi inocencia vivió la algarabía
Del sonoro compás de la  retreta        
Y el asombro de  niña muy coqueta      
Al beber  cadenciosa melodía.
 
La emoción abrió su celosía
Y evoqué la flamante  bicicleta.
Un anciano vestido de etiqueta.
Daba  paz y placer, al alma mía
 
El vivir con  su  paso inevitable
fue pisando las  flores de mi plaza.
Develó que lo eterno, es vulnerable.
 
El recuerdo con alas de  torcaza      
es un vuelo de viento favorable
y añoranza, que  mece mi barcaza.        
 
                       Gladys Susana Pioli . Rocha, Uruguay
 
 
 
 
 
 
 
 
ARROYO MÁRMOL 
 
Mención Especial

Donde danza la luz, el reverbero
tembloroso en la pétrea resolana,
pasa el arroyo. Íntima campana
la canción de provincia, su venero.

El agua es bendición. Su vertedero
un gigante de estirpe comarcana.
Las aspas incesantes, su paisana
manera y ademán de jornalero.

Nos sanaba la sed esa frescura
en tardes extraviadas de llanura
a la hora secreta de la infancia.

La despeinada luz que era la vida
hoy no es más que memoria estremecida,
ceniza de los años la distancia.
 
Daniel Bilbao. Santa Rosa, La Pampa
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A SEVILLA
 
Mención Especial
 
Sevilla la de alegres carruajes,
también tristes. Sevilla la romana
y mora y andaluza y sevillana
Sevilla tras la reja y los encajes.
 
Adoración de arrepentidos trajes.
Palmas y baile. Mística. Pagana.
Romántico abanico de fulana.
Ruidosa cofradía de malajes.
 
Sevilla está entre el júbilo y la pena
y en levantás y en oles se encadena
al cielo de sus sevillanos. Sobran
piropos —ay, Sevilla— si se cobran,
en boca de una España que aún bosteza,
tan caro, mi Sevilla, tu belleza.
 
José Manuel Velázquez Pérez . Madrid, España
 
 
 
 
 
 
 
MI TERRUÑO
 
Mención Especial
 
El ambiente rural en el que vivo
me ha vuelto vegetal de tal manera,
que los huesos los tengo de madera
y mi pelo follaje de cativo.
 
Anhelo que la sombre de tu olivo
me preste su frescura cuando muera,
para vivir mi muerte sanjuanera,
 que es la muerte mejor que yo concibo.
 
Cuando voy, por tus patios, peregrino
y me echo a descansar en el recodo
que de amores me presta tu camino,
 
te quiero inmensamente y de tal modo
que prefiero en tus calles mi destino
a estar lejos de ti, dueño de todo.
 
Reinaldo Bustillo .  Bolívar, Colombia
 
 
 
 
 
 
 
 
MANIFIESTO DE LUCHA
 Mención Especial
 
Todavía de noche y la sirena
de la fábrica envuelve cual serpiente,
interrumpe los sueños impaciente,
manifiesto de  lucha que encadena.
 
Desvalidos obreros sin su cena,
de mirada perdida, fiel presente;
aventura en el hierro suficiente,
desamparo y furor, duele la pena.
 
Multiplican sudores y engranajes
y en la fragua del cuerpo es alarido
su trabajo, metáfora de ultraje.
 
Osamentas, remiendo, vena y ruido,
frío acero de músculo y coraje,
rebelión de las formas que no han sido.
 
Adriana Dellorefiche. Gob. Gálvez, Santa Fe
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CARBONERAS
 
Mención Especial
 
Ya conozco de ti lo que me ofreces:
Tu misteriosa luna, tus estrellas,
la arena de tus calas, las más bellas,
el círculo de luz con que amaneces.
 
El rumor de la espuma en que te meces,
la fuerza de tu mar con que destellas
y ese silencio lento donde sellas
la paz y la pasión con que te creces.
 
Esa dulce sonrisa en tus mujeres,
la fuerza de los hombre que labraron
tus calles tan estrechas y esquineras.
 
Sólo tú proporcionas mil placeres
a los que a ti, buscándote, volaron
por tu nombre atraídos: Carboneras.
 
José Antonio Soria . Almería, España
 
 
 

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