Fuiste, maestra,
un corazón multiplicado,
que ha bombeado tu sangre
y otras sangres.
Fuiste mano tendida
proclamando
perfecta libertad,
verdad ardiente.
Fuiste, también,
difícil armadura
que intentó proteger
la vida nueva.
siendo, a la vez,
camino y puerta abierta,
alimento de luz
abono y agua fresca.
Susana Iturralde
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